La poesía combativa
La poesía combativa hebrea en el medio siglo anterior a la fundación del Estado de Israel
A grandes rasgos transcurrió medio siglo entre el 1er Congreso Sionista (29 á 31 de Agosto de 1897) y el establecimiento del Estado de Israel (15 de Mayo de 1946). En estos años el Movimiento Sionista desarrolló una intensa campaña – en la vida pública judía, en la opinión pública mundial y en la Tierra de Israel – que culminó con el objetivo también llamado o que puede llamarse – La Redención del Pueblo de Israel.
Muchos elementos fueron útiles en esta campaña y uno de singular importancia fue, sin duda, la poesía combativa que penetró en los corazones de mucha gente y los impulsó a actuar.
En este trabajo me ocuparé de las poesías hebreas combatientes que llegaron hasta constituir – algunas de ellas – himnos de muchas formaciones políticas y de organizaciones rebeldes. Voy a ocuparme de un número de poetas y de sus poesías combativas.
En este tipo de poesías hay algunos rasgos que las definen. Entre otros está la lucha, el combate, el hierro, la espada, la rebelión y otros que iremos analizando a medida que los trataremos.
Empezaremos con el primer poeta: Jaim Najman Bialik (1873-1934) es sin duda uno de los más grandes poetas en los dos idiomas judíos (idish y hebreo). De él he oido decir a Dov Sadán que Bialik, a pesar de que escribió poco (en idish) es el más grande de los poetas idish. Con respecto a Bialik en hebreo citaré al Profesor Avi Ravitzky quien dijo (en la televisión israelí) que entre Yehuda Halevi y Uri Tzvi Grinberg sólo está Bialik.Es difícil considerar a Bialik como un poeta combativo. Aún cuando en sus principios fué revolucionario, rebelándose contra Dios, fue moderándose con el tiempo hasta constituirse un hombre del establishment sionista.
Una prueba de su espíritu revolucionario está en este fragmento de un poema “En la ciudad de la Matanza” que Bialik escribió en los dos idiomas – idish y hebreo y que al publicarse en 1904 tras el pogrom de Kishenev transformó a Bialik en el Poeta Nacional, título que mantuvo desde entonces.
Este poema fue traducido de inmediato al ruso por Zeev Yabotinsky con lo que se difundió en todo el imperio ruso, en el que vivía entonces la mayor parte del pueblo judío.
Y así dice:
Que levanten contra mí (Dios) un puño,
Que me exijan reparaciones.
Por la ofensa de todas las generaciones,
que hagan reventar los cielos,
y derriben mi trono con sus puños.
Es difícil afirmar que hubo profecía en sus versos. En su poema Dos letzte wort (La última palabra) que era casi obligatorio recitar en todo recital de poesía idish – cuando este idioma tenía vigencia hace más de medio siglo- dice:
Yo lanzaré un sol de justicia.
Yo llenaré el mundo de luz.
Pero sólo vosotros seguiréis esclavos,
y ni una gota de claridad gozaréis.
Esta profecía que parecía cumplirse al terminar la Segunda Guerra Mundial resultó falsa tres años después al establecerse el Estado de Israel que arrojó mucha luz sobre la vida judía.
Bialik fué el poeta que describió la pobreza de las comunidades judías con gran maestría.
En su poesía en idish “A freilijs” (Algo alegre) dice en algunos fragmentos: