Bialik y el reconocimiento de la cultura judía

Por: Nathan Rotenstreich

I

La siguiente observación de Bialik: “La concepción de la cultura por cada pueblo comprende muchas formas de vida, desde la más elevada hasta la más baja”. no debe hacernos suponer que representa el verdadero punto de vista del poeta. Si bien esta concepción de la cultura se puede encontrar en los escritos de A. D. Gordon, así como en los de otros pensadores de la época de Bialik, éste se preocupaba principalmente por lo que denominó” las formas más elevadas” de la cultura. Concebía la cultura como la suma total de los atributos del poder de creación de un pueblo. Por una parte su creatividad nacional manifestada en leyes morales e instituciones y por otra parte, y en su más amplio sentido, la literatura. Bialik parece haber realizado la transición desde el vago concepto de cultura como una suma total de formas hasta el concepto más definido de depósito de productos creativos acumulados a modo de legado nacional. “La cultura”, dice Bialik, (, es el fruto de la experiencia de la vida real que a través de los tiempos ha echado raíces”.

Para los lectores no judíos, J. N. Bialik es conocido principalmente como la auténtica voz poética del renacimiento hebraico. Sus dos volúmenes de “dichos” recopilados, “Devarin Sheb´al Peh”, aún sin traducir, nos dan una visión de Bialik como pensador judío. Prominentes’ en su pensamiento son sus reflexiones sobre el perenne problema de la ‘continuidad entre la tradición y las necesidades de una cultura hebrea moderna y renovada: Una exposición y crítica de la posición de Bialik frente a este problema forman el tema del ensayo. Del profesor NATHAN ROTENSTREICH, presentado aquí en una traducción del hebreo.

Porque está enraizada y es la manifestación de una antigua herencia, la cultura se halla íntimamente relacionada con la vida del país. De ahí la característica distintiva en la concepción de la cultura por Bialik ya que asigna una posición de supremacía al legado de las generaciones pasadas. Esta es la razón por la cual las discusiones de Bialik acerca de las cuestiones culturales se hallan dominadas por su convicción de que la historia es esencial en la cultura. Ya que el carácter histórico de la cultura es el motivo dominante en el pensamiento de Bialik haríamos bien en averiguar cómo entendía él la relación entre la historia de un pueblo y sus actividades creativas. Que Bialik conectaba el aspecto histórico de la cultura con su aspecto humano es evidente por juicios como el siguiente: “El hombre tiene cultura porque funde lo que le ha sido dado por el cielo y la naturaleza con sus propias opiniones, intenciones, pensamientos, deseos y fuerza de voluntad”. Por lo tanto, para Bialik, la cultura como suma total de las creaciones humanas, es primariamente una manifestación del poder del hombre de autodeterminismo o intencionalidad. En otras palabras, la cultura está contenida en los moldes definidos en los cuales se canaliza la voluntad del hombre así como en los contenidos mediante los cuales regula su conducta. Entonces, si tratamos de determinar la futura dirección de la vida cultural de un pueblo, encontramos que la cultura se presta a nuestros poderes reguladores desde “ab initio “, y por su misma’ naturaleza es el reflejo de los elementos voluntarios y autocanalizantes. Para decirlo con palabras adecuadas, se podría afirmar que la manera en que Bialik trata los asuntos culturales gira alrededor de la idea de voluntad y regulación elevados a la enésima potencia. En otros términos, conviniendo en que la volición y la autorregulación son esencialmente inherentes a la cultura, el problema reside en cómo sacarlas a la luz o al nivel de la autoconciencia como ejercicio deliberado de la autodirección de la fuerza de voluntad.

Antes de entrar en detalles con respecto al enfoque de Bialik, nos corresponde examinar el marco conceptual dentro del cual se desarrolla. La noción que de la cultura tenía Bialik no es en modo alguno ingenua, ya que era plenamente conciente de las nuevas corrientes de pensamiento sobre el tema de la existencia nacional en general y la cultura nacional en particular. “En la conciencia de la nación el concepto de ‘cultura’ ha ocupado en el interín el lugar del concepto de la Tora.”. No es necesario decir que el mismo Bialik es un ejemplo sobresaliente del desviamiento de una tradición cultural con centro en la teología hacia una cultura secular. Más aún, aunque Bialik concibe la cultura como algo enraizado en la herencia del pasado, no desafía ni a la dirección secular que ésta ha tomado ni al destronamiento de la teología que ésto implica. No hay signos de que Bialik haya dudado de la legitimidad del heredero aparente.

En realidad, Bialik considera los rumbos de la historia como irresistibles y la voluntaria autorregulación como necesariamente sujeta a la determinación por las circunstancias históricas y las corrientes de la propia época. “No hay poder en el mundo capaz de resistir a la Naturaleza. La voluntad tiene un peso decisivo cuando se halla en armonía con las tendencias históricas. No puede mantenerse en pie ante la historia” . Si bien la última cita ha sido extraída del segundo volumen del conjunto de dichos de Bialik, volumen que no goza de gran autoridad, el pensamiento que expresa es típico de la creencia de Bialik en la fuerza determinante del “espíritu de los tiempos”. La misma desviación implicada en el suplantar la noción teológica de la tradición en favor de la noción secular de la cultura refleja un giro hist6rico espiritual con el cual Bialik no puede dejar de estar de acuerdo. Por lo tanto, cuando discute la corriente de pensamiento predominante en su época, Bialik trata de canalizar, para no detener su fluir. La finalidad de la aceptación de Bialik, como pensador, del veredicto de la historia no debería sorprendernos aun cuando recordamos la ambivalencia y vacilación de su punto de vista como poeta. Porque, evidentemente, las reglas estrictas del pensamiento conducen más fácilmente a convicciones inequívocas que las profundidades nebulosas y la licencia imaginativa del proceso creativo. En cuanto concierne a Bialik el pensador, es su reconocimiento psicológico e intelectual del curso histórico de su tiempo lo que dicta los mayores principios de su enfoque de la cultura.

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