Tengo un huerto de mi propiedad

Por: Jaim Najman Bialik

Tengo un huerto de mi propiedad y en él un pozo;
en mi pozo, suspendido, está mi cántaro.
Cada sábado viene mi amado
y bebe el agua pura de mi cántaro.

¡Silencio! Todo el mundo está dormido,
aun el manzano y el estanque;
mi madre duerme, adormilado está mi padre.
en vela sólo yo y mi corazón.

El cántaro, como mi corazón, está despierto, destila oro puro sobre la boca del pozo, destila oro puro y puras perlas: ¡Mi amado viene! ¡Mi amado viene!

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¡Silencio! En el huerto se han movido las ramas,
¿acaso viene mi amado o bien un pájaro revolotea?
¡Mi amado, mi amado! Apresuröse mi elegido,
y en el patio no hay nadie sino yo.

Junto a la pila nos sentamos dulcemente.
mi cabeza reclinada en su hombro, juntas nuestras manos;
Y empiezo a proponerle mis preguntas:
¿Por qué rueda el cántaro hacia la fuente?

¿por qué dímelo, te lo suplico
llora silenciosamente el cántaro,
gota a gota, así, sin cesar,
desde una tarde a otra tarde?

¿Por dónde entra el dolor,
como un gusano, en el corazón?
¡Ay! ¿Es verdad que mi madre oyó
que tu corazón se ausentó de mí?

Respondió mi amado, diciéndome:
Mis rivales han mentido acerca de mi.
Dentro de un año, según el tiempo de vida,
hacia el tálamo nupcial iremos, niña mia.

Los días del verano lucirán entonces
destilando oro sobre nuestras cabezas.
Por sobre de las tapias nos bendecirán
las ramas de los árboles cargadas de frutos.

Los hermanos, los amigos, y los parientes,
un sequito grande, cada cual con luces,
con instrumentos musicales de todas clases,
nos conduciran junto con los compañeros de honor.

El tálamo nupcial se levantará aquí,
entre el pozo y el jardín,
Tú me alargarás tu dedo,
tu dedo meñique, precisamente.

Y yo te diré: ¡He aquí que tú
me eres desposada para siempre!
Mis rivales estarán allí y lo verán,
y de envidia reventarán.

(Extraída de: Millás Villacrosa (traductor y compilador), Poesía
Hebraica Postbiblica, Barcelona, 1953, José Janés Editor)