Los ojos hambrientos
Esos ojos hambrientos que así exigirán,
esos labios sedientos interrogándonos: ¡bésanos!
esos cabritos anhelantes que llaman: ¡atrápanos!
tus ocultos encantos saciados que de gehena no sabrán.
Toda la abundancia de ese cuerpo ido, pródigo en encanto,
todo ese remanente, todas esas carnes que así me extasiaron
desde el regazo del placer, desde la fuente de gracia:
si supieras, hermosa mía, cómo los repele mi alma saturada.
Yo era puro, mis castos sentimientos no maculó la borrasca
hasta que llegaste, belleza, y con tu espíritu soplaste enturbiando mi ser.
Y yo, joven seductor, a tus pies sin piedad he arrojado
mi inocencia, mi pureza todas las tiernas flores de mi juventud.
Por un breve momento fui feliz desprovisto de ley, bendiciendo
la mano que me otorga el sabroso dolor del placer ;
y en el breve instante del goce, de dicha y alegría, un mundo
se me derrumbó: cuán grande es el precio que pagué por tu carne.
Traducción: Oded Sverdlik
Textos copiados de “Ariel”
Revista de Artes y Letras de Israel
Edición del 40° aniversario de Israel
Nuestro agradecimiento a MIGUECICO por tipear los poemas para el sitio – Marzo 26 2008