El cementerio
Meciéndose los árboles, me hablaron de esta suerte:
“A nuestra grata sombra ven, hombre, a corromperte.
Este montón de tierra y esta fria losa
Suprimirán tus penas. Ven, ya, y en paz reposa.
De todos modos mueres mil veces en el día:
¡Muere, pues, de una vez! ¡Por fin a la agonia!
Asi, nos repartiremos, mudos, tu cuerpo humano,
Mitad para nosotros, mitad para el gusano.
Que la fuerza vital no se quebranta:
Ya brotarás en flor, o surgirás en planta.
Cuando estés con nosotros, en todo existirás,
¡Ente de carne y sangre, no te detengas más!”
Los árboles decianme esta muda canción, Mas las calladas lápidas mostraban compasión.
Poemas: versión de
Rebeca Mactas de Polak
Editorial Israel Buenos Aires 1949