Doblegóse mi alma
Doblegose mi alma hacia la tierra
bajo el recio gravar de vuestro amor.
¡Ay!, la única moneda soy que encierra
vuestro cantaro y suena en su interior.
¿Por qué tanto rumor mi casa inquieta?
¿Qué culpa tengo acaso? ¿Qué valor?
Ni poeta soy yo, ni soy profeta;
soy tan sólo un humilde leñador.
Yo soy aquel que el hacha, simplemente maneja,
y el día ya declina para mí el leñador.
El filo de mi hacha embótase, y se aleja
de mi brazo el vigor.
No más que el jormalero de una breve jornada,
y entre vosotros un trabajador;
no es tiempo de palabras; no debo decir nada,
ni es tiempo que os entreguéis a trompeta y clamor.
Cada cual piense, entonces, en el duro
batallar de su mundo, el interior.
si no, ¿cómo afrontar el dia futuro?
¿Con qué rostro y tenor?.
Poemas versión de
Rebeca Mactas de Polak
Editorial Israel Buenos Aires 1949